Oda al significante insignificante
Hay días que, evitando tener que sumergirme en las profundidades del estudio desenfrenado que la vida del adolescente moderno requiere, observo, con la curiosidad de un mono gibraltareño, la simple pero excitante lámpara que se alza sobre mi mesa. Cada tuerca y tornillo me dejan ojiplático, no solo ante la genialidad de la estructura total, sino también de cada componente individual, que, ante el ojo distraído, podría parecer insignificante.
Combinar tardes de estudio atareado con los componentes que un día forjarán importantes objetos de uso cotidiano o de repercusión mundial hace que mi mente sucumba, esta vez, a la resistida tentación de la concentración plena, al éxtasis creativo.
Con cada línea que trazo, firme junto a la escuadra que se apoya en el cartabón, se van ideando perspectivas de la pieza nunca antes desveladas, dejando ver una visión más clara de su lógica y, consecuentemente, de sus posibles utilidades.
Desde cuerpos tridimensionales hasta figuras de revolución, no hay forma que se resista al método del corte al cuarto, que cubierto por lineas diagonales (a 45º), la pieza desnuda sus entrañas, su alma. Un plano de perfil atraviesa ,como cuchillo, un cuarto de la pieza, que en el alzado sus secretos nos revela.
Otras piezas más perfeccionistas se someten también a su acotación, corrompiendo la blancura del papel con la elegancia de la mina que indica cada medida. Este método nos tiene gran cosa que enseñar: no individualiza, no diferencia; trata a toda medida por igual, ya sea la de una arista o el radio de un filete (o redondeo).
Cada detalle queda especificado, hasta si hay áreas de simetría; así, su reproducción es sencilla, cuna de la fabricación en masa y de la producción a nivel industrial. Una industria cuya maquinaria se verá sostenida por los pilares que estas ignorables piezas sujetan. Ahora, cada proyecto toma más sentido, se crea una extraña necesidad de un trámite que la avanzada tecnología sabe resolve sin necesidad siquiera de papel. Pero ¿qué hay de esa abrasante satisfacción al hacer girar el compás? Y, con más importancia, ¿cómo se sostendría nuestro mundo sin las piezas que diseñamos para cada problema?
Significante
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Insignificante
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Significante 〰️ Insignificante 〰️
Las dudas se las dejamos a los pensadores. Nosotros, los que optamos por resolver siguiendo el principio de la acción inminente, nos conformaremos con admirar la insignificancia que unas tuercas blancas sujetan el brazo articulado de mi lámpara, esa que aún ilumina noches de estudio inmersivo.